Celebramos un nuevo cumpleaños de Bolivia rememorando su historia y sus logros, pero también debatiendo en torno a sus problemas. Amar a la patria nos exige buscar que se convierta en un hogar seguro y feliz para todos sus hijos.
Este 6 de agosto tendremos la oportunidad de traducir esta búsqueda y este compromiso en un acto concreto: nuestro voto en las elecciones de octubre.
Desde joven he creído que el voto es el mejor instrumento para cambiar el país. Pese a las adversidades actuales, me mantengo fiel a esta creencia: sigo y seguiré apostando por la democracia, que nos permite encontrar respuestas pacíficas a las dificultades que tenemos hoy y, en particular, a las que afectan directamente a las familias bolivianas más vulnerables.
Pienso, por ejemplo, en la necesidad de crear oportunidades económicas, de parar el despilfarro del Estado y de cuidar las reservas de divisas internacionales; en la necesidad de reformar profundamente la justicia, de educar con más calidad a nuestros jóvenes, de darle carne y hueso al SUS, para que sirva efectivamente a la población.
Aunque sobre todo pienso en la defensa del sistema político que, desde hace mucho, los bolivianos adoptamos como el nuestro, porque lo creemos el mejor para progresar en paz y fraternidad, para evitar la violencia política, y el triunfo de los “matones”, así como la imposición de ideologías erradas y de medidas peligrosas.
Hoy se trata, entonces, de usar la democracia para defender a la propia democracia; de usar el voto para librar al país del caudillismo, el culto a la personalidad, la debilidad de las instituciones y la reelección indefinida, las peores amenazas actuales a las bases de nuestra comunidad.
Bolivia exige nuestro sacrificio. No podemos aspirar a tener un país mejor si en nuestros actos cotidianos sólo obramos en función de nosotros mismos y de nuestras conveniencias. Llamo a todos los bolivianos a dejar de lado los banderíos partidistas, los fraccionamientos regionales, los personalismos de todo tipo, y a usar su voto de manera mancomunada e inteligente, como ariete en contra de los abusos, como muro interpuesto ante el deterioro de la legalidad, la libertad y la institucionalidad del país.
Votemos pensando en las necesidades de la patria, que en casi 200 años de historia ha enfrentado toda clase de desafíos y adversidades, y que ha sabido vencerlos con el concurso valiente de su gente. Votemos por el derecho de nuestros hijos a seguir eligiendo en libertad.
Samuel Doria Medina es presidente de Unidad Nacional.
Fuente: Pagina Siete.